Se acerca el verano y la subida de temperaturas ha venido para quedarse.
Todos estábamos deseando que llegara esta época, pero, a decir verdad, no llevamos el calor tan bien como pensábamos y nos cuesta pasar tiempo en casa cuando los termómetros se disparan.
Si tienes aire acondicionado, el problema se reduce. No obstante, este post está pensado para todos los públicos: para que los que no disponen de él puedan protegerse y que los que lo tengan reduzcan su consumo y contribuyan a un uso más sostenible y responsable.
¿Cómo aislar tu casa en verano?
Veamos qué puedes hacer para aislar tu casa del calor veraniego:
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Evita que entre el sol
La primera premisa es impedir que el sol se cuele en tu vivienda. Para ello, los toldos, las sombrillas, las persianas y las cortinas son los compañeros perfectos.
Mantener las persianas bajadas y las ventanas cerradas durante las horas más calurosas del día hace que el calor no se concentre.
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Utiliza tejidos claros y suaves
El segundo paso es eliminar las alfombras de invierno que sólo hacen retener el calor. Cualquier otro elemento de tela gruesa también deberá guardarse hasta la siguiente temporada.
Emplear tejidos de lino o algodón aporta mayor sensación de frescura que otros tejidos, sobre todo si son de color claro. Evita especialmente las telas sintéticas.
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Rodéate de plantas
Las plantas son una excelente forma de reducir la sensación térmica.
Si las riegas por la noche, ese frescor se colará por tus ventanas y lograrás bajar algún grado.
Además, si dispones de un jardín o de una terraza, puedes ayudarte de arbustos, árboles de hoja caduca o plantas trepadoras, ya que proporcionan sombra y evitan que los rayos de sol penetren en el espacio interior.
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¿Cómo refrescar tu casa?
Muy sencillo. Si durante las horas de más calor has mantenido la casa cerrada, a partir de las ocho de la tarde es el momento adecuado para abrirla y dejar que circule el aire. También es especialmente recomendable hacerlo durante las primeras horas de la mañana, cuando el sol no brilla con tanta fuerza.
Mientras lo haces, mantén todas las puertas de la casa abiertas, con el objetivo de incentivar la ventilación cruzada y la renovación del aire.
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Reduce las fuentes de calor
Cuando hablamos de fuentes de calor hacemos referencia a aparatos electrónicos tales como televisores, tostadoras, ordenadores… Todos aquellos electrodomésticos que emiten calor deberán estar apagados el máximo tiempo posible.
En cuanto al suministro eléctrico, una buena alternativa son las bombillas LED o de bajo consumo, que expulsan menos energía que la iluminación convencional.
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Comprueba la orientación de tus habitaciones y cámbiate si es posible
Sabemos que no es lo mismo la orientación sur que la norte, la este que la oeste. Por ello, si dispones de estancias contrarias, plantéate la posibilidad de moverte entre ellas según la época del año.
Del mismo modo, y dado que el calor tiende a subir hacia arriba, si la vivienda tiene más de un piso lo más favorable es alojarse en la planta más baja.
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La humedad es un enemigo
Por último, dos consejos infalibles para que la humedad no sea uno más en casa: primero, no laves ni tiendas la ropa dentro y, segundo, no hiervas comida en las horas centrales del día.
Y tú, ¿conoces algún truco que no hayamos explicado? Recuerda que en nuestro blog encontrarás muchas soluciones para hacer tu vida doméstica más cómoda. ¿Nos sigues?